Maria Saavedra Icono

Hay una tendencia diferenciada, aunque no universal, en la forma en que hombres y mujeres psicológicamente heridos (traumatizados) se comportan en las relaciones amorosas. Esta diferencia no es solo cultural o psicológica: está profundamente enraizada en la neurobiología, endocrinología y el desarrollo del sistema nervioso. A continuación, te explico la diferencia desde una mirada integradora:

1. Las rutas del trauma están moduladas por el sistema hormonal

Hombres y mujeres tienen configuraciones neuroendocrinas distintas que afectan la forma en que responden al estrés relacional:

  • Testosterona tiende a amplificar las respuestas de lucha o huida, priorizando la acción, el control, o la retirada.
  • Estrógenos y oxitocina tienden a fomentar la tendencia al vínculo y a la regulación emocional a través del contacto humano (“tend and befriend”).

Conclusión clínica:

  • Hombres traumatizados suelen disociarse hacia la desconexión emocional, evitación, o agresividad pasiva/activa.
  • Mujeres traumatizadas tienden a hiperconectarse: sobrecuidados, dependencia emocional o fusión relacional.

2. La socialización potencia las diferencias neurobiológicas

Desde la infancia, a los hombres se les enseña a reprimir el dolor, mientras que a las mujeres se les permite expresarlo (aunque se les castiga si “molestan”).
Esto crea lo que Bessel van der Kolk llamó “la alexitimia traumática masculina”: una dificultad para nombrar, sentir y modular las emociones.

  • El hombre roto suele volverse inaccesible, sarcástico, frío, o controlador. Pero por dentro está aterrado.
  • La mujer rota suele volverse ansiosa, complaciente o hipervigilante emocionalmente. Pero por dentro, está rota por la necesidad de que la quieran.

3. Neurobiología del apego desorganizado (el más común en personas con trauma)

Los estudios de Allan Schore, Ruth Lanius y Daniel Siegel muestran que:

  • Los hombres con trauma de apego muestran hiperactividad en la amígdala y desactivación en la corteza prefrontal medial: se sienten amenazados incluso cuando se les ama.
  • Las mujeres con trauma de apego muestran hiperactivación del sistema de mentalización: intentan comprenderlo todo, arreglarlo todo, incluso si eso las destruye.

Esto genera un ciclo:

Ella se acerca para salvar. Él se aleja para no ahogarse.
Y ambos repiten el trauma: rechazo y abandono.

4. Endocrinología del vínculo

  • La oxitocina (hormona del apego) funciona de forma distinta en hombres y mujeres. En mujeres, se libera masivamente con el contacto físico, el sexo, el cuidado. En hombres, necesita estar asociada a seguridad y dopamina (motivación, logro).
  • Si un hombre no se siente competente, no puede vincularse sin miedo.
  • Si una mujer no se siente conectada emocionalmente, su sistema nervioso entra en estado de alerta.

5. ¿Y entonces? ¿El trauma se vive de forma distinta según el género?

Sí, pero más aún:
el trauma se manifiesta de acuerdo a lo que cada sistema aprendió que es seguro.

  • Un hombre aprendió que “ser fuerte es desconectar”.
  • Una mujer aprendió que “ser amada es desaparecer para cuidar”.

Ambos están rotos.
Ambos necesitan sanar.
Pero usan estrategias opuestas para no sentir el mismo terror: la pérdida del vínculo.

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