Maria Saavedra Icono

Por María Saavedra – Psicóloga experta en trauma y desarrollo neuroafectivo

En los últimos años, la evidencia neurocientífica ha sido contundente: el uso excesivo y no regulado de pantallas en la infancia y la adolescencia no es inocuo. El móvil, la tablet y los videojuegos no son meros instrumentos de ocio. En términos neurobiológicos, se comportan como potentes estimulantes del sistema de recompensa cerebral, con efectos comparables a los de ciertas drogas como la cocaína.

1. Activación del sistema dopaminérgico

Cada vez que un niño recibe una notificación, una recompensa digital o un estímulo visual-sonoro inmediato, se activa el núcleo accumbens, zona clave del sistema de recompensa. Esta activación libera dopamina en grandes cantidades, reforzando el comportamiento y generando una pauta de búsqueda compulsiva de estimulación.

Estudios relevantes:

  • Volkow et al. (2011) demostraron que tanto la adicción a sustancias como la adicción a internet muestran patrones similares de activación dopaminérgica.
  • Montag & Reuter (2017) evidenciaron la relación entre el uso problemático de smartphone y alteraciones en la regulación dopaminérgica.

2. Inmadurez de la corteza prefrontal

La corteza prefrontal, responsable del control de impulsos, la planificación, la toma de decisiones y la regulación emocional, no termina de madurar hasta los 25 años. La sobreestimulación digital interfiere con su desarrollo funcional, provocando mayor impulsividad, dificultad para sostener la atención y baja tolerancia a la frustración.

Estudio clave:

  • Christakis et al. (2018) alertaron sobre la asociación entre exposición a pantallas en menores de 5 años y déficits en funciones ejecutivas.

3. Plasticidad cerebral negativa

El cerebro infantil es altamente moldeable. Si durante los años de mayor plasticidad se expone de forma crónica a estímulos digitales de gratificación inmediata, el desarrollo de redes neuronales asociadas a la autorregulación emocional, la demora de gratificación y la atención sostenida se ve gravemente comprometido.

Referencias:

  • Lissak (2018) propuso que el uso digital excesivo actúa como “input neurotóxico” en desarrollo cognitivo temprano.

4. Amígdala, estrés y reactividad emocional

El uso crónico de pantallas se ha relacionado con un aumento en la activación de la amígdala, región cerebral vinculada a la detección de amenaza y a la reactividad emocional. Esto puede contribuir a cuadros de ansiedad, irritabilidad y disociación afectiva.

Datos:

  • Twenge & Campbell (2018) mostraron correlaciones entre el uso elevado de redes sociales en adolescentes y mayores índices de depresión y ansiedad.

Conclusión: no es una exageración, es ciencia

Decir que el móvil actúa como una “droga” en el cerebro infantil no es una metáfora alarmista. Es una afirmación basada en evidencia neurocientífica y endocrina. Por supuesto, no se trata de demonizar la tecnología, sino de comprender su impacto y establecer límites conscientes, amorosos y pedagógicos.

Si no le darías cocaína a tu hijo para que esté tranquilo, ¿por qué entregarle un dispositivo diseñado para secuestrar su dopamina, alterar su desarrollo cognitivo y disociarlo del mundo real?

La solución pasa por la información, la regulación adulta, el vínculo real y el retorno a lo sensorial, lo humano y lo presente.

Referencias bibliográficas

  • Christakis, D. A., et al. (2018). «Associations between screen media use and brain white matter integrity in preschool-aged children.» JAMA Pediatrics.
  • Lissak, G. (2018). «Adverse physiological and psychological effects of screen time on children and adolescents: Literature review and case study.» Environmental Research.
  • Montag, C., & Reuter, M. (2017). «Internet addiction: Neuroscientific approaches and therapeutical implications including smartphone addiction.» Springer.
  • Twenge, J. M., & Campbell, W. K. (2018). «Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study.» Preventive Medicine Reports.
  • Volkow, N. D., et al. (2011). «Addiction: Decreased reward sensitivity and increased expectation sensitivity conspire to overwhelm the brain’s control circuit.» BioEssays.

¿Te interesa este tema? Sígueme para más contenidos sobre neurodesarrollo, trauma infantil y salud digital.

¿Aceptar cookies?    Más información
Privacidad